De paso por Estados Unidos, el país de la comida rápida, aproveché para visitar el tercer McDonald’s más antiguo que opera en el mundo. Cada vez que visito uno de estos restaurantes en cualquier país, lo hago para disfrutar de su inconfundible sabor, calidad y por supuesto, de su practicidad, pero esta vez me sorprendí con algo más: las reliquias que conserva este local. ¿Quieres conocer la historia de McDonald’s conmigo? Sigue leyendo.
Hoy en día, la reconocida cadena de restaurantes de comida rápida que nació en Estados Unidos tiene presencia en 119 países alrededor del mundo. El primer McDonald’s que se fundó en el mundo cerró y, posteriormente, se reconstruyó como museo. Sin embargo, tuve la oportunidad de visitar el tercero más antiguo que se abrió en 1953 y aún se encuentra en funcionamiento.
Su fachada externa conserva la estructura típica de los años 50, sus icónicos Arcos Dorados, su antiguo logo y un museo que muestra la colección de las famosas batidoras, cajitas y hasta comerciales de TV de todos los tiempos. Apenas llegas, te recibe un llamativo letrero con luces al mejor estilo vintage, aunque sin dudas, el protagonista es su primera mascota, Speedee, que antes de la aparición de Ronald McDonald, acompañó la imagen de la marca por casi 10 años.
El nombre de este personaje viene de la rapidez con la que McDonald’s revolucionó el mercado. Para la época, los clientes estaban acostumbrados a recibir sus comidas en bandejas que colgaban en sus autos, pero este formato era muy lento, hasta que McDonald’s puso en marcha el Speedee Service System, el sistema que impulsó el imperio de McDonald’s. Esta nueva forma de trabajo consistía en que cada miembro del personal cumpliera una función específica en el proceso de ensamblaje de las hamburguesas, logrando así que la espera pasara de media hora a segundos.
Al entrar al local, podrás ver que está completamente remodelado y el menú se muestra en pantallas digitales, tal cual como los McDonald’s que conocemos hoy día. En esta ocasión, pedí la clásica hamburguesa de $1.00, la cual tiene mejor valor en la actualidad que en 1955 cuando costaba 15 centavos. En comparación a otros bienes y servicios, esta hamburguesa solo ha aumentado 6 veces su precio.
Para acompañar el menú clásico de hamburguesa con papas fritas, decidí arriesgarme con una Coca-Cola Frozen que nunca antes había probado y entré al local para conocerlo a fondo y disfrutar de mi comida. Estando allí y al ver la vitrina llena de juguetes, sentí como si me hubiera transportado a mi infancia. Si al igual que yo, eres fan de la cajita feliz, seguramente este lugar te llenará de nostalgia.
Entre otras antigüedades, tienen algunas representaciones más pequeñas del Speedee, platos con imágenes referentes a las olimpiadas de Estados Unidos, vasos y jarras personalizadas, cuadros con la historia de la franquicia, pines conmemorativos a su crecimiento, franelas, e incluso dos maniquíes vestidos con los respectivos uniformes que usaban los empleados en los años 50, así como la máquina con la que preparaban y popularizaron los milkshakes en el mercado.
Después de un rato de ver todos estos detalles antiguos, me topé con un Ronald McDonald en tamaño real y no podía dejar de mencionarlo dentro de la historia de la cadena de comida rápida más famosa del mundo, ya que este personaje de ficción se convirtió hace muchos años en la mascota oficial de la marca y aún sigue alegrando a los visitantes con su sonrisa, su traje vibrante y su magia.
Si algún día estás por esta zona de Estados Unidos, no dudes en visitar este McDonald’s como yo lo hice para compartirlo con ustedes a través de mi canal. Definitivamente, es como viajar en el tiempo.