Es coqueta y se evidencia con solo verla: lleva las uñas largas y arregladas, usa collar y pulseras de perlas; no pueden faltar los zarcillos y un anillo en su dedo anular. “Cuando estaba pequeña yo quería ser artista, quería ser cantante; pero eso se frustró muy rápido porque mi papá, que era un gran intelectual, afirmaba que la radio pervertía el gusto. Tenía prohibido escuchar música”, confiesa mientras toma un sorbo de café.

Quizás estudió periodismo para llevarle la contraria a sus padres: dos abogados litigantes bastante reconocidos que la mandaron a Roma para que cursara Derecho. Su papá Humberto Cuenca se esforzó en que ella siguiera sus pasos, pero Gloria no accedió. “Cuando yo ya tenía un año de Periodismo y avanzaba en el segundo de Derecho, me atreví a decirle a mis padres que dejaría el Derecho por el Periodismo”.

Gloria Cuenca, periodista, profesora, especialista en ética de la comunicación, con cabello corto muy blanco y liso, revela que gusta del periodismo de espectáculos. Acomoda su cartera en una silla cercana y comienzan 45 minutos de conversación que permitirán conocer las andanzas y la forma de pensar de una de las comunicólogas más importantes de Venezuela.

A la tercera va la vencida

“Cuando decidí estudiar Periodismo, mi papá y mi mamá me consiguieron trabajo en Clarín. Pensaban que si yo conocía el ambiente periodístico, grotesco y machista, me iba a decepcionar”. Pero fue lo mejor que le pudo pasar: no solo se enamoró del periodismo, sino que coincidió por tercera vez con quien sería su esposo durante 49 años.

El periódico, dirigido en ese momento por José Vicente Rangel, tenía un ambiente de terror para una joven recién salida de su casa. En los 60 casi todos los estudiantes de Periodismo eran hombres, en las aulas había tres o cuatro mujeres y en las salas de redacción muchas menos. Ser dama y reportera era casi impensable; pero Gloria no solo lo hizo, sino que decidió cubrir una de las fuentes más complejas: la política.

Durante la reunión en la que eligió su fuente aparecieron dos personas que marcarían su vida. El fundador de Últimas Noticias, Kotepa Delgado y el periodista margariteño, su futuro esposo, Adolfo Herrera.

“Cuando él entró a la sala fue como si el sol hubiera aparecido porque yo sabía quién era él”. Gloria y Adolfo se habían conocido cuando ella estudiaba en el liceo Andrés Bello. Unas amigas en común los habían presentado un par de veces, pero él no la recordaba.

“La tercera fue la vencida. Fue de Dios que él fuera a El Clarín. La presencia de él ante el grupo de aquellos hombres que eran machistas y decían groserías todo el tiempo, fue salir del horror. Aquello era la catástrofe y quizás si no veo a Kotepa como el maestro práctico del periodismo y a Adolfo como el compañero en ese proceso, a lo mejor no hubiera resistido”, confiesa la autora de publicaciones como “Ética para periodistas” (1980) y “La enseñanza de la Ética” (1986).

Cuando Gloria cursaba tercer año de Periodismo dejó el Derecho por completo. Hasta entonces había estudiado las dos carreras de manera simultánea. “Mi mamá nunca se consoló. Me decía que nunca había visto a alguien a quien le gustara tanto su profesión como a mí… y eso que no hice lo que yo quería que era ser reportera todo el tiempo”.

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“Cuando hablamos de ética, nos referimos a la teoría. Son los principios y normas. En cambio, la moral es la acción”.

De reportera a profesora

Gladys Seara: ¿Y por qué no lo hizo si tuvo la oportunidad en Clarín?

Gloria Cuenca: Cuando ejercí en Clarín me di cuenta de que el reportero es como el médico: debe cumplir guardias los fines de semana y siempre tienes que elegir cuál fecha cubrir: Navidad o Año Nuevo. Yo tenía muy claro que quería casarme y tener hijos, entonces comencé a trabajar en la docencia y en la investigación. Así tendría más tiempo libre.

Todas las grandes satisfacciones de mi vida provienen de la enseñanza de la ética y eso comenzó en 1965, justo cuando finalicé mi licenciatura en Comunicación Social. Con tres años de experiencia como reportera, comencé a impartir la cátedra de Ética y Legislación de la Prensa.

Estudié la Maestría de Comunicación Social en 1980. Luego hice el Doctorado en Ciencias Políticas, entre 1986 y 1990. En el doctorado me agarró el síndrome de TMT (Todo menos tesis).

Valientísimos periodistas y la ética

GS: ¿Cómo define usted la ética periodística?

GC: Ética es el conjunto de normas y principios que rigen la vida del profesional de la Comunicación Social, con el detalle expreso de que existe un Código de Ética de los periodistas muy bien formulado y con gran orientación para que los periodistas puedan actuar con ética.

GS: ¿Cuál es la diferencia entre moral y ética?

GC: Cuando hablamos de ética, nos referimos a la teoría. Son los principios y normas. En cambio, la moral es la acción.

GS: ¿Usted cree que el periodismo en Venezuela es ético?

GC: El periodismo en Venezuela no solo es muy ético sino muy sacrificado. En Venezuela a los profesionales del periodismo les pagan sueldos miserables y eso ha hecho que un grupo de periodistas se aventure a emprender con medios propios, medios digitales desde el exterior del país. En este momento los periodistas tienen una gran exigencia: exponen su vida, integridad y libertad física.

GS: ¿Eso afecta la ética?

GC: Sí porque aparece la autocensura por miedo. Muchos periodistas tienen miedo, otros se van al exterior. Quedan otros valientísimos frente a quienes me quito el sombrero y respeto muchísimo… esos son los que se quedan.

Infociudadanos y noticias

“La información es un dato reductor de incertidumbre y la noticia es lo nuevo, novedoso y actual. Cuando tú incorporas la información a la noticia entonces tienes la información noticiosa que es la que producimos los periodistas. Esa información noticiosa pasa por todo el proceso de trabajo ético que nosotros como periodistas hemos internalizado a lo largo de nuestros estudios, de nuestra profesión y en la vida diaria. A veces no sabes lo que te espera con la ética del periodista sino cuando estás en el mero centro del problema”.

GS: ¿Y qué ocurre con el derecho a la información?

GC: Hoy en día cualquiera se siente periodista, pero eso es una confusión por no aclarar lo que es información y noticia. El derecho a la información es universal. No le puedes prohibir a nadie que busque la información, pero hay que tener claro que toda información no es noticia, aunque toda noticia debería ser informativa.

GS: Entonces, ¿qué hacer con los ciudadanos que difunden información como si fuera noticia?

GC: Yo pienso que hay que poner en boga la caracterización del infociudadano: aquel que transmite información, pero no es un periodista. Eso hay que dejarlo claro. El periodista no se quiere abrogar la libertad de información o expresión, pero sí la producción de información noticiosa porque hay pautas tecnológicas y del oficio. Además está la categorización… si es un suceso que vale la pena convertir en noticioso o no.

GS: ¿Tendríamos entonces que educar?

GC: Sí. Aunque en Venezuela en este momento es pura toma de conciencia y esa es una de mis grandes angustias. Tenemos dos alternativas: volvernos como los autoritarios o hacer conciencia y darnos cuenta de que ellos están equivocados y de que no podemos ser iguales. Este, para mí, es el gran dilema de los venezolanos en este momento.

Educación: el gran reto

GS: Usted está escribiendo un libro llamado “Dimensiones de la comunicación y el periodismo”, allí menciona los retos del periodismo comunicador en el siglo XXI, ¿cuáles son?

GC: 1.- El reto tecnológico: el periodista tiene que ser un avanzado en materia tecnológica.

2.-El lenguaje: todo comunicador debe manejar el lenguaje y el que trabaja en los medios, más todavía. Hay que hacer sinonimia, hay que comprender montones de cosas que se presentan y tienes que saber cuál palabra específica usar o no.

Una de las primeras cosas que hizo Hugo Chávez fue cambiarnos el lenguaje… ¡fue de las peores cosas!. No sé si lo hizo de manera intuitiva o si fue planificado, pero lo más marcado fue haber ido en contra de la historia venezolana de los últimos 40 años. Una manera de superar eso es con educación, educación y más educación.

3.-La ética: estudiar permanentemente porque aparecen constantemente nuevos problemas que nunca se nos habían ocurrido que podían ocurrir. Hay cosas insólitas en este momento. La situación de los periodistas pasa por el reto ético y hay que trabajarlo.

4.- La apertura de mente: el periodista debe ser open mind. Esto es un desafío en torno a temas como el narcotráfico. Es un tema de debate permanente y eso conduce a la apertura de mente.

5.-Revisión autocrítica de nuestra actuación: es un desafío porque yo observo un odio planetario contra los periodistas.

GS: ¿Cuáles son los retos para los profesores de Periodismo?

GC: 1.-Formación: tienen que formarse sin excusas, deben tener estudios de cuarto nivel y de quinto nivel.

2.-Capacidad de comprensión: entender que estamos frente a una situación de emergencia y no es posible actuar de espaldas a la realidad. La universidad debe dotarse de una serie de cosas para formar a los estudiantes: libros y acceso a la biblioteca, sobre todo.

3.-Ética: el comportamiento ético frente a sus alumnos, colegas y autoridades es imprescindible.

GS: ¿Algún modelo de periodismo en el mundo?

GC: Me gusta mucho nuestro periodismo, me gustaba mucho más el pasado periodismo… cuando había libertad de expresión. El periodismo de El País de España, es grande. El de The Garden y el del Miami Herald son modelos a seguir.

GS: ¿El mayor drama comunicacional que hemos vivido los venezolanos?

GC: La falta de libertad y la Corporación Maneiro que limita la compra de papel y los medios han decaído cada vez más.

La entrevista finaliza y la comunicóloga regala a la periodista un libro de su autoría “De regreso a la revolución” (2015): “Es el recuento de mis andanzas juveniles”, dice mientras firma una dedicatoria en las páginas principales.