Si vienes de turista a México, seguramente notarás que hay mucha vida en sus calles. A donde mires, verás a personas caminando a sus trabajos, vendedores ambulantes de artesanías y prendas tradicionales e incluso artistas callejeros que viven de sus talentos.
Mientras estuve en este lindo país tuve la oportunidad de recorrer el Centro Histórico de Ciudad de México y también Mérida, la capital yucateca y me di la tarea de apoyar a estas personas que día a día salen a las calles a trabajar honradamente.
Magos, músicos, deportistas y estatuas vivientes en Ciudad de México
Así es, el talento y el entretenimiento abundan en las calles del centro de México. Desde que comencé a recorrer la zona me dejé sorprender por las habilidades de los locales. Hablé con tres chicos futbolistas que compartían historias similares: tras haber sufrido un accidente, perdieron parte de una de sus piernas, mas no renunciaron a este deporte que practican desde niños. Tal vez su sueño cambió, pero siguen demostrando su valentía y disciplina en las calles de su país.
Seguí caminando y me llamó la atención el sonido de un organillero, algo muy característico de la ciudad, así que en medio de todos los puestos de venta de ropa, artesanías y comida, me dispuse a encontrarlo.
Primero, me encontré con Kaleb, un joven tocando su violonchelo que hoy comparte su música con la gente y tiene la meta de pertenecer a la Escuela Superior de Música de Bellas Artes. Luego, conocí a la señora Angélica, quien lleva 15 años tocando su organillo en las calles de México, un instrumento proveniente de Alemania que se ha convertido en un símbolo de la ciudad.
Mientras me acercaba al Palacio de Bellas Artes me topé con varios locales disfrazados de payasos. Admiro mucho su trabajo por todo lo que conlleva hacer el maquillaje para que se vea lo más realista posible, vestirse y pasar todo el día intentando llamar la atención de los transeúntes para generar dinero.
Después de darles propinas a varias de estas personas, me adentré hacia la avenida Isabel La Católica y allí disfruté de un espectáculo de magia increíble. Hablé con el mago y me contó que tiene 13 años regalando sonrisas y viviendo de lo que ama. También conversé y me tomé varias fotos con quienes se dedican al arte de las estatuas vivientes.
Dejé atrás Isabel La Católica y di un paseo por Zócalo, la plaza principal de Ciudad de México y en esta zona pude notar que no hay muchos artistas callejeros. Lo mismo sucede cerca de la catedral, donde más bien abundan las personas que hacen limpias, unas ceremonias de purificación que existen desde épocas antiguas.
En la búsqueda de más artistas callejeros, llegué hasta la avenida 16 de septiembre. Por aquí sí encontré más estatuas vivientes y disfruté del talento de varios cantantes y freestylers. Algo muy lindo de las estatuas vivientes es que cuidan cada detalle de su look e incluso, te regalan mensajes bonitos para que te lleves un buen recuerdo de tu paso por las
calles mexicanas.
Ropa tradicional, artesanías y suvenires en Mérida
En mi viaje a México no solo fui detrás de su cultura, sino que esta llegó a mí en cada rincón donde me detuve. Estando por Mérida, la capital de Yucatán, me senté en la plaza principal y allí tuve la oportunidad de adquirir varios artículos tradicionales de la cultura mexicana a los vendedores ambulantes que trabajan en el lugar.
Ellos suelen acercarse, así que compré un abanico para sobrellevar el clima de Mérida, ropa bordada a mano, bisutería y hasta carteras a muy buen precio. La ventaja de comprar en las calles es que apoyamos a los pequeños comerciantes que, diariamente, salen a trabajar para generar dinero para ellos y sus familias.
Definitivamente, me sentí muy feliz apoyando a estas personas que viven de sus oficios y talentos. De México siempre me llevo recuerdos increíbles de su cultura y por supuesto, también me siento muy orgullosa de la perseverancia que los hace mantenerse en las calles, aun en medio de la pandemia.
Te invito a conocer junto a mí todo lo que este país tiene para enseñarnos a los turistas haciendo clic aquí.
