Probar platillos nuevos es un infaltable en mis listas de cosas por hacer en cada viaje. Durante mi tiempo en Canaima tuve la oportunidad de probar los sabores de la etnia indigena del estado Bolívar, los pemones kamarakotos.
El día que llegué a Canaima me consintieron con un plato criollo y un caldo picante tradicional de los pemones llamado Tumá, elaborado de su propia siembra y caza. Suele acompañarse con casabe y comerse directamente con las manos; así lo hice, al mejor estilo de las familias pemonas.
Ese mismo día también fuimos recibidos por los niños kamarakotos, quienes nos hicieron una presentación indígena preciosa bailando y cantando canciones indígenas de bienvenida. En el lugar también tenían su propia exposición de artesanías y sabores exóticos de Canaima
Había muchísima variedad tanto en accesorios y vestimenta como en los platos típicos de su cultura que tenían para ofrecernos. El Tumá y el casabe fueron apenas el principio. Estando aquí me atreví a probar los famosos gusanos de moriche.
Nuestro guía del campamento nos explicó que estas larvas suelen comerse por temporadas, porque no es fácil encontrarlas y en ocasiones, deben sembrarse. Seguidamente, probé otros tipos de caldo Tumá con unos sabores bastante singulares y también su clásica bebida, Paracari.
Aunque se trata de una tierra muy exótica, sus habitantes son muy parecidos a quienes vivimos en otros lugares de Venezuela. Los pemones kamarakotos ya no visten guayucos, sino que los reservan para ocasiones especiales o ceremonias y su vestimenta diaria es como la de cualquier citadino.
Lo que sí es innegable es que sus vestimentas tradicionales son bellísimas, llenas de color y con un valor cultural que vale la pena preservar. Yo quedé tan encantada que decidí tomarme mis fotos recreando sus característicos looks.
Después de todas nuestras travesías, de navegar por las aguas del estado Bolívar y de pasar una noche a los pies del Auyantepuy, nuestro viaje llegó a su fin y el campamento Ucaima nos preparó una despedida para hacer imborrable la sazón de Canaima.
En general, me encantó su gastronomía, porque soy una aficionada a las nuevas culturas. Soy fiel creyente de que podemos conocer a las sociedades a través de su comida. Definitivamente, volvería a Canaima para volver a probar sus sabores y conocer mucho más a fondo cómo viven los indígenas al sur de Venezuela. Cada minuto que estuve en esta región de mi país me sentí como una turista: descubrí, exploré, disfruté y por supuesto, me quedé con ganas de volver. Puedes ver mi video haciendo clic aquí.